volar

Por encima de los edificios, saltarlos de uno en uno, como en mis sueños. Volar sobre los canales de los ríos de la ciudad y sentirme por encima de ellos.

Sí.

Y volar. Sentir el viento en el pelo. En el torso. En la panza. Rodeándome la cintura. Entre las piernas y a lo largo de ellas, haciéndome cosquillas, hasta las puntas de los dedos.

Quiero sentir el viento que no me acaricie. Quiero que me sarandee el cuerpo como a esas tiras de plástico o de hule o de papel que ponen en las rendijillas de los ventiladores. Que me golpetee las extremidades. Que casi tire de ellas. Que las disloque.

Sí.

Más que volar.

Quiero que el viento me tome. Que se introduzca por la nariz, por la boca, por las comisuras de los ojos. Que me lleve con otros vientos y me hagan como le hacen las lavadoras a las medias. Que me estiren. Que me enrollen. Que me expriman. Que casi me desgarren.

Después que me lleve de paseo. Que haga eso que hacen los vientos de bajar y subir y hacer círculos, y que de mí sólo me queden los ojos y los poros de la piel.

Comments

Alvaro said…
Hola, Naomi, oye me gusstaria publicar este texto de volar en la revista www.elperimetromagazine.com me dejas?
gin said…
Hola! Pues, sí. Claro.
(Aunque estoy segura de que hay otros mejores. But that's your call.)
Y si le pones una pequeña referencia a este blog, mejor.
Saludos!

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