de callejones sin salida y de regreso

Este viaje que lleva ocho -casi nueve- meses, ¿para dónde va? Esta planificación del sueño imposible, ¿tiene una meta real?

Quizás no importa. La planificación es válida porque me permite seguir viviendo, con la ilusión de que voy hacia algún lado. Al final la vida no debe ser más que eso. Siempre ponerse uno objetivos que, alcance o no, servirán para seguir dando pasos, y no importa que uno avance o dé vueltas en círculos o retroceda. Lo importante es formar parte del espejismo de la experiencia, del aprendizaje. Últimamente parece ser la mejor excusa.

No hay nuevos objetivos, nuevos proyectos, nuevos propósitos de Año Nuevo. Sólo seguir aprendiendo. Seguir estudiándole a la vida.

¿Habrá una isla desierta para mí, esperándome? ¿Mi isla inalcanzable, con el trabajo soñado, el amor imposible? ¿Mi lugar, mi quehacer, mi familia?