de borradores y esperanzas

Para escribir se necesita paz. Paz ambiental. Paz mental. Paz corporal. Paz casi espiritual.

Los últimos días me he encontrado en el escritorio del blog, tratando de crear entradas que al segundo párrafo les pierdo el hilo para guardarlos en los abismos del cajón de los borradores.

No hay nada que me estrese más que el cajón de los borradores. ¿Qué mente perversa inventó algo tan perturbador como "el borrador"?

Si hay algo que quita el sueño es la esperanza. Y el borrador es la esperanza por antonomasia. La esperanza de una mejor frase, de un mejor final, de la armonía, de la resonancia adecuada, de la continuación, del camino sin baches, de al menos una sonrisa al final de la lectura.

En verdad que no se me ocurre algo más angustiante que la incertidumbre. Y el borrador carga en sus líneas -en las expresiones acertadas y en las menos afortunadas- toda la falta de certeza del que escribe, la vaguedad de la intención. Es sólo una chispa estomacal que no prende, que no cuaja, que no llega.

Y, realmente, lo más disgustante de ese pedazo de idea es la falta de voluntad. Un par de acciones y los borradores serían borrados de la faz de la tierra. O se termina, se edita y se publica. O se renuncia, se acepta y se abandona.

Pero, no. Se guarda. Se "deja para después". Se deja descansar para tiempos mejores. Creo que llevo guardando borradores desde la secundaria que soy incapaz de tirar. Como si por gracia divina mañana fuera a encontrar una mejor conclusión para el ensayo de principios de la carrera. O como si las musas fueran a terminar un día las letras de hace un año.

Aun así, no. La cuestión en toda esa cuidada conservación está no sólo en el deseo de una creación más, sino en la necesidad de desarrollar esa sensación a medias, ese gusanito, la sospecha de otro laberinto que hay que resolver.

Comments

Anonymous said…
y la esperanza de que si te vuelves famosa tus borradores sean rescatados, sobrevaluados y discutidos, justo por el misterio de "por qué no los terminó, qué le hizo dudar, si eran tan buenos, si sólo por ellos se comprende su estilo, etc"... :D

son el qué de tu escrito actual, los has vuelto un todo: "los borradores" y has escrito sobre ellos...ya no son ordinarios, ya no importa su contenido ni desde cuándo los conservas...ya los sacaste del cajón.

[no sé a ellos qué les parezca]

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