¡sin base!

¿Qué tal jugar a lastráis? ¿Qué tal la ansiedad cuando a alguno se le ocurría decir "¡sin base!"? ¿Y que por alguna oscura pulsión unos apoyaban la moción? (Por supuesto, otros -los más prudentes- no esperaban a expresar sus quejas.) Jugar a lastráis sin base significaba estar corriendo la mayor parte del tiempo, pero sobre todo estar atento. Más que un reto físico, era un reto emocional. Como la bicicleta sin manos. Como la montaña rusa sin sostenerse. Como el tobogán kamikaze de boca.

Estos días me recuerdan tiempos pasados. La impotencia, la inseguridad, el miedo, de cuando lloraba por los rincones por mi primer amante. Qué vicio éste. En algún punto es incluso placentero. Sentir un dolor que no puedes manejar. Saber que no puedes más. Parece que se trata de llevar tu cuerpo al límite, aguantar la respiración, subir una cuesta en bicicleta, cargar muebles pesados. Ver a tu exmarido con su nueva mujer, volver a tener contacto, recordar por descargas eléctricas. No hay deporte más extremo que ése. No hay un límite mayor.

Y luego me pregunto qué se rompió. Por qué el dolor. De dónde la ansiedad. Si sientes que no puedes más seguramente es porque cargaste un piano en tu bicicleta y subiste una cuesta mientras aguantabas la respiración.

Comments

Anonymous said…
Mensaje de ultramar: que las velas se enderecen. Todo está perfecto, si se mira bien. Como dice la cancion: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Anonymous said…
Mensaje de ultramar: que la velas se encausen de nuevo. Todo es perfecto si se mira bien. Como dice la canción: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Anonymous said…
mensajero de ultramar: gracias.

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