limbo

Me gusta no saber si es un sueño o no. Me gusta estar tan cansada que no te preocupas. Tan cansada que no hay culpa. Tan cansada que sientes que mereces descansar. De verdad. Hoy me voy a tomar mi tiempo porque de cualquier manera no tengo energía para nada más. Sueño despierta. Ahora mismo todo es posible. Me pregunto si la falta de sueño te vuelve las manos verdes casi grises. O si lo que sucede es que te nubla la visión de verde casi gris. Y me pregunto también si lograré subirme al tren. O más bien si lograré bajarme de él. Si este fuera un sueño te llamaría para platicar en el tren. Y tal vez, sólo mientras dura el camino, me hablarías. Me abrazaría a tu dorso, sólo por lo que dura el camino. Sólo mientras estamos ahí, te pasaría el brazo por detrás y mis dedos ya estarían tocándote la espalda, entrando en tu camisa. Tú harías esa cara de estamos en público; pero a mí poco me importa, porque yo sé que esto es un sueño y en cualquier momento me despierto y mis yemas lo único que hacen es acariciar sobre el teclado. Me pregunto cómo es que tengo yemas de huevo en los dedos, igual que tú te preguntas si me han crecido tentáculos porque las yemas se han roto y ahora te recorren el cuerpo. Yo recuerdo bien que los pasajeros aquí no se miran, ni te miran, ni me miran.