música de fondo

Es interesante cómo las palabras tienen su propia vida. Cómo se van escogiendo solitas. A veces siento que son ellas las que van construyendo el camino. Cada que hablamos. Nada de lo que decimos es inconexo. Cada expresión es relevante. En toda esta historia de significado y significante, parece que son los significantes los que liderean el discurso. A veces, no importa cuánto le doy vueltas a un pensamiento, el discurso se expresa como quiere

o...

como puede

o...

(si nos ponemos muy espirituales)

como está destinado

o...

(si nos ponemos muy metafísicos)

como es.

Y –no sé– siento que así también se revelan nuestros gestos. Nuestros pasos. Son esa combinación entre la voluntad, lo posible y el camino trazado.

Porque hay eventos o series de eventos que parecen escenificados. Y si tuviera que volver sobre todos los pasos que desembocaron en un ensayo de jazz progresivo que duró lo que me bajabas los pantalones, te quitabas la playera, me la quitabas a mí, me acariciabas la nalga, me volteabas sobre mi costado, me sacabas los calzones, te frotabas sobre mí, no sin antes confirmar con tus dedos que estaba bien mojada, me la metías y quién sabe si era la música de fondo la que me dejaba moverme hasta venirme la primera vez, o eras tú, y luego la segunda vez, o eras tú, pero siempre siento cuando estás a punto y me excito más, como si te quisiera adentro un poquito más, pero te vienes sobre las sábanas,

y si tuviera que volver sobre todos los pasos que desembocaron en el momento exacto de salir del cuarto y encontrarme con uno de los músicos que me ofreció un cigarro y una charla justo terminando el ensayo,

no podría repetirlos.

Porque, pues, así:
                   como si tuvieran su propia vida,
                                                      y uno viniera a enterarse de qué se viene tratando.

Comments

Popular Posts