de gamias

Tengo la idea de que con el tiempo no sólo tu cuerpo envejece, sino que tu emocionalidad envejece. De alguna manera ya no aguantamos el mismo paso, las mismas parrandas, los mismos ligues. Menos que nada, los mismos ligues.

Le he estado dando vueltas a la misma cosa desde que llegué a México. Me he preguntado realmente qué es lo que quiero con respecto a las relaciones de pareja, cosa que back in Japan era absolutamente irrelevante. Back in Japan –or should I say back in the University of Tokyo–, esos dilemas tan de los mortales simplemente no te tocan. Que si fulanito le puso el cuerno a su vieja, o que si te lo puso a ti, o que si se lo pone a las dos. Allá no hay ni cuernos, ni viejas; ni siquiera fulanitos. Imagínense los días sin celitos, ni negociaciones, ni es que yo, y es que tú, y qué pedo con nosotros.

Mi vida era un poco mucho más aburrida que enamorarme de casados y jugar El Juego de las Traiciones 2 Super Plus Reloaded.Yo, más bien, aprendiendo kanjis todos los días, pensando en la adquisición del lenguaje como segunda lengua, como primera, y ¿yo en dónde estoy? Como en una cosa intermedia ahí rarísima entre las dos, yo creo. Me acordaba bastante de un esquema de cebolla, en donde la parte más profunda de la lengua estaba en la morfosintaxis, que era cubierta por la semántica, y ésta por la pragmática... (Qué tal.) Y cómo la cebolla se relacionaba con el cambio lingüístico, en el sentido de que lo que más difícil cambiaba era lo del centro, en cuanto a que el léxico era lo más manipulable. Y luego, que cuando tienes periodos sin usar una lengua, lo primero que olvidas son palabras, no se te olvida el orden básico, o que tienes posposiciones en vez de preposiciones... y luego, algo que a uno de mis maestros de japonés le parecía increíble era que sabía exactamente que posposición utilizar. ¿Esa "capacidad" en qué área va? ¿Léxico-sintaxis, quiero asumir? Pero es esta cuestión de que algunas palabras cargan con su preposición. Pero, entonces, ¿es posible que surja espontáneamente la preposición (o posposición) sin que conozcas la palabra? De pronto me sucede que no conozco la palabra pero "siento" el concepto. Ahora que si el concepto no está relacionado a una palabra... Entonces ahí se cuatrapea todo, porque no tenemos sintaxis relacionada a una palabra, porque no hay palabra. Entonces... nada. Me quedaba pensando en qué profundidad cabía el manejo del léxico. Como que no era tan superficial ni tan manipulable, ahora que lo pensaba.

Pero, claro. Eso era allá. Back in JapanBack in Todai. El maravilloso mundo de las abstracciones y la vida mental.

Ayer me acordé un poco –además de mi necesidad de construcción identitaria– por qué quise salir huyendo del país de las Margas López y las Prudencias Grifeles. Tanto drama me estaba destruyendo la vida. Tantos grises de los cuales percatarse, y tantos grises que controlar. Tantos amores, nuevos y viejos, la mayoría prohibidos, por alguna razón, por cualquier razón. Corazones rotos a pasto. Los de ellos, los de ellas, los propios. Como si tuviéramos tantos.

Acabas con el corazoncito remachado. A veces sigues con la misma relación porque sabes –o temes, según el escepticismo de cada quién– que a la vuelta de la esquina está el mismo asaltante –con otra cara, a lo mejor ahora es saxofonista y no bajista o pianista, a lo mejor ahora es matemático de la biología, y no arquitecto o filósofo, pero por supuesto que sabe bailar, y sí, sí te hace reir, y sí, sí sabe dónde está el clítoris– con los mismos ojitos coquetos y la misma emocionalidad disfuncional.

En verdad me pregunto qué quiero. Cuál es la modalidad en la que me gustaría pasar los días con alguien. Incluso, esta semana, llegué al punto de preguntarme si realmente me gustaría pasar mis días con alguien.

La mera verdad es que como se me han presentado las opciones, de pronto sí prefiero regresar a mi cuevita del saber. Ver la vida desde mi puesto de francotirador y olvidarme otra vez del sexo. Olvidarme otra vez de que deseo comprometerme. Olvidarme otra vez de lo delicioso que es dormir con un cuerpo a tu lado. Olvidarme del sentimiento de posesión que eso me genera tarde o temprano. Pero si yo ya me había convencido a mí misma de que iba a criar chilpayates yo sola. A lo mejor no sola. A lo mejor me ponía de acuerdo con una amiga –a lo mejor con un amigo, por supuestamente gay. Y así iba a poder seguir con la libertad, y la poligamia, y la individualidad...

Y, pues, sí. Eso desde las alturas de la teoría suena requetebién. Seamos todos iguales, fraternos y libres entre nosotros.

Pero, pues, no. Cuando intentas de verdad todo eso, te sale el tiro por la culata. Yo lo he visto de bien cerquita. No nada más las reacciones mías, de quien duda: las de aquellos, sobre todo, que promueven bajita la mano (y luego no tan bajita), es que yo no creo en la monogamia. Hasta a ellos se les frunce el culo. Es que debería de haber cambios a la estructura canónica matrimonial.

No me digas. ¿Y sí se puede? ¿Y es cuestión de tener nervios de acero, o cómo funciona? O el secreto es no involucrarse con quien de hecho estás involucrado. Lo pienso, y lo dudo, y me lo pregunto sinceramente, como la una, como la otra, como la que dobletea. Mi experiencia es que la emocionalidad en las relaciones no es libre. No importa cuán teórico seas de la individualidad. No es una cuestión de confianza en sí mismo o en el otro o en lo que tenemos. El sentido de posesión no es manipulable a placer. El sentido de protección no es manipulable a placer.

Niñas, por favor acuérdense de este post la siguiente vez que llegue míster teórico del matrimonio alternativo a hablarles de individualidad en la pareja y necesidades básicas. Niños, yo no digo que no sean controversias legítimas; pero, con los pelos de la burra en la mano, a veces me parece que generan esa incertidumbre para solaparse.

Comments

gin said…
Anónimo!! Dejaste un comment y luego algo pasó porque no está... Pero lo que quiero decir, y mi gran dilema, en realidad, es que, pues sí, todos queremos ser poligámicos, y por alguna razón que todavía no termino de comprender, las generaciones de ahora buscan eso entre otras cosas. Pero a la hora de los guamazos, los que terminan en la banca y en el reclusorio por criminales son los golfos y las golfas!!
Es tremendo pero cierto.
gin said…
Y, por otra parte, claro, la idea dEL compañero de vida... ¿a quién no le ha robado un suspiro? Lo calientito. Lo mullido. Lo conocido. El descanso en sus brazos. ¿No?
Anonymous said…
citaré pero no sé a quien estoy citando [es neta, no creas que estoy cuestionando la noción de autor]:

"Sólo una cosa me hace respirar como respiraría una montaña...profundamente: no depender más de un corazón ajeno, no estar más ligada por un hilo invisible a un cuerpo fuera de mi".

Y no es que el sentido de la vida sea respirar profundamente, pero de que llenas tus pulmones como pocas veces, los llenas :) Cierto tmb que lo lleno de mis pulmones se va de a poquito en suspiros.

Voto por la individualidad, por saber q mi corazón es el que late, al que le duele, el que se agita. Ni posesión ni protección.
gin said…
A veces tengo la sensación de que si dedico tanto tanto tanto en llenar mis pulmones es preciso para dejarlos ir de suspiro en suspiro.

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¿Y a poco tú logras salir de la posesión y/o protección?
Anonymous said…
:) [me gusta cómo usas "preciso"]

Pues al menos logro poner un pie afuera. Me gusta la posesión pero sólo como seguridad, como tener la sensación de que el otro tmb se arriesga conmigo y con lo que construimos/inventamos, pero no por el fetichismo del "es mio". Y la protección, esa no la he sentido más que de mi lado, sólo creo en el cuidado de si. Sin embargo creo que soy apasionada, pero de verdad, el problema es que hasta ahora la realidad no se ha prestado para que lo deje ver.

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