de acá y de allá
Estos días, me he acordado de mi cocina de Pacífico.
Solía llamar a mis exsiblings-in-law a cenar. Tenía esta mala costumbre de salir a comprar los ingredientes una hora o una hora y media antes de la cita, regresar "apurada", poner la música –la música era muy importante–, para que cuando llegaran super ultra hambrientos después de 12 horas en sus respectivos laboratorios –o una cosa así que a mí me paraba los pelos de punta cada que los oía decir que se levantaban a las cinco de la mañana a prender el bóiler–, yo estuviera todavía todavía cocinando y diciendo, ya casí, ¿eh? El casi era muy importante, también, y entonces por lo pronto se habrían las chelas y el vino, y yo terminaba tardándome cantidad, mientras mis invitados aseguraban comerse una vaca o un búfalo o un caballo.
En mi cocina de acá, relleno unas pechugas con champiñones, las meto al horno mientras preparo mi salsa de pimientos rojos, saco las pechugas en su punto, las corto a lo diagonal, agrego la salsa y esparzo pimiento picadito para adornar. Los cocineros alrededor me observan trabajar de cuando en cuando, hacen sugerencias, si es mejor usar otro sartén, otra olla, cuestionan el uso de pimiento rojo en vez de paprika roja, insisten en que el pimiento de adorno también debe pasar por el fuego, mueven la cabeza afirmativa o negativamente.
Solía llamar a mis exsiblings-in-law a cenar. Tenía esta mala costumbre de salir a comprar los ingredientes una hora o una hora y media antes de la cita, regresar "apurada", poner la música –la música era muy importante–, para que cuando llegaran super ultra hambrientos después de 12 horas en sus respectivos laboratorios –o una cosa así que a mí me paraba los pelos de punta cada que los oía decir que se levantaban a las cinco de la mañana a prender el bóiler–, yo estuviera todavía todavía cocinando y diciendo, ya casí, ¿eh? El casi era muy importante, también, y entonces por lo pronto se habrían las chelas y el vino, y yo terminaba tardándome cantidad, mientras mis invitados aseguraban comerse una vaca o un búfalo o un caballo.
En mi cocina de acá, relleno unas pechugas con champiñones, las meto al horno mientras preparo mi salsa de pimientos rojos, saco las pechugas en su punto, las corto a lo diagonal, agrego la salsa y esparzo pimiento picadito para adornar. Los cocineros alrededor me observan trabajar de cuando en cuando, hacen sugerencias, si es mejor usar otro sartén, otra olla, cuestionan el uso de pimiento rojo en vez de paprika roja, insisten en que el pimiento de adorno también debe pasar por el fuego, mueven la cabeza afirmativa o negativamente.
Comments
¿Te parece que 'despreciaría' un término de a gratis?
Y luego la condecendencia en "quizá debiste". O es una cosa del "quizá" (y yo siempre he preferido "quizás", se me hace menos mamón, sobre todo en este contexto), o es una cosa que "debí", pero ambos es simplemente molesto.