de quitarle lo romántico a Susanita

Mi experimento y todas mis ilusiones de ser madre soltera se están yendo por la borda.

Luego luego encontré un candidato, y me gustó.

Nos vimos en mi restaurante favorito de Shibuya y nos entrevistamos mutuamente. Fue sumamente entretenido, y pensé, sí, con este puedo –podría– coger por meses; no me hartaría. Él estaba encantado y atónito, que –según mi experiencia en esto de hombres y mujeres– es buena combinación.

Se cruzó que el fin de semana siguiente tenía mi periodo –con todo su mal humor y la sangre en las sábanas– y le propuse que nos viéramos hasta el siguiente fin de semana. Él acordó, comentando que era la primera vez que agendaba sexo.

–I'm gonna write: "knock up Naomi."

A lo que le recordé que en esta ocasión I think we should give it a try, without trying, porque quería una "probada". Él tenía la confianza que le daba tener un pito más grande que el promedio, según sus palabras. Luego lo comprobó en múltiples fotos que tuve que borrar porque uso la misma aplicación para mensajes en la oficina. Yo le comenté que me daba gusto –"ok, be gentle"–, pero que a veces cuando era muy grande no se mantenía tan dura como podría.

–Mine is usually hard as a rock.

Yo no sé de dónde sacan tanto alardeo de los órganos sexuales (será porque yo no tengo unas tetas copa D –ni siquiera C–, pero de cualquier manera yo no voy y le digo a ninguno de mis posibles novios que mis nalgas son musculosas y te llenan las manos). Será porque a nosotras la ropa pegada nos hace el trabajo.

Nos despedimos en el metro.

–I don't know what is the protocol.

Y ahí sí me dio mucha ternura y acerqué mi cara para darle sus besos. Olía fuerte y me puse una nota mental. Sus ojos no escondían la emoción.

–You are amazing.
–Well, I hope you don't disappear in the next two weeks.
–I'm not going to.

Y luego me mandó mensajes todos los días durante dos semanas. La verdad, si otra fuera la situación, me estaría emocionando muchísimo; pero como los términos del contrato se establecieron entre donador y donada, pues me causaba una cosquilla muy mínima e, incluso, extrañeza. Es curioso cómo funcionan la cabeza y el corazón cuando le quitas a este intercambio todo el romance y la institución de la pareja.

Y, mientras, he tenido reacciones en mí misma que reflejan mucho más conflicto del que esperaba. Como la sensación de estar fuera del juego.

En el momento en el que decidí que no necesitaba un hombre para tener una familia, tal cual dejé de sentir interés romántico. Raro. Y entonces hay algo que se te arrebata. El mundo, la vida, dejan de ser interesantes, de paso. Es increíble cuánto de la motivación de vivir está en el acto del ligue y la búsqueda de la pareja. Quitas eso de la ecuación y ya nada sabe a nada. La gente y sus rituales; todo parece tan estúpido. Quitas el amor de la ecuación, aunque no estemos seguros de lo que es o de si existe o es eso que nos prometieron, pero... lo quitas y de verdad se pierde todo el sentido. Es lo que mantiene la vida con vida.

No sé si se me arrepintió o si mi desilusión se filtraba por los mensajes que respondía todos los días, pero al final no apareció a las citas de este fin de semana.

A tres semanas del experimento, me comen las dudas.