sigue y sigue y sigue

Me toca seguir escribiendo, porque no puedo seguir abandonándolo todo.

No he querido conocer a nadie. Me he ido temprano de todas las fiestas. Sólo he salido con chicas. Y así.

Y luego, el otro día, no sé qué pasó. Pensé que seguro era el verano. De pronto, tenía a tres muchachos a mi alrededor. Uno se iba, y luego era reemplazado por otro. Uno siempre se quedaba. Llego un momento que creí que todos eran gays. Sólo así podrían estar todos aquí juntos tan felices. Pero entonces uno y otro empezaron a hablar de que alguna vez salieron con una chica y alguna anécdota. Así que descarté esa posibilidad.

Luego, pues, yo no sé. De verdad pasó eso de que perdí la noción del tiempo. Me gustó uno que era programador. Que antes era hacker y ninja, y yo no entiendo muy bien esta necesidad masculina de cierto grado de criminalidad. Ya era muy obvio que traíamos algo, porque el único que regresó después fue su amigo diciéndole que ya se iba, y que si lo alcanzaba. Y también era muy obvio que no.

Me gusta cuando lo inesperado se hace su propio espacio. Como cuando tu cita del museo te escribe disculpándose, porque conoció a alguien. Ya. Me reí mucho, qué crees, yo también, no te preocupes. Luego nos contamos todo.

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