en qué bretes se mete uno

Y pensar que estoy en este espacio del planeta por no sé cuántas cadenas de sucesos.

Son las 2:20 de la mañana. Me encanta estar despierta a esta hora. Por aquello de que siento que la ciudad me pertenece. Ya sé qué es un cliché. Pero yo soy y seré fan de los clásicos. En el día siento que las cabezas del mundo se llevan todos un pedacito. En cambio, a esta hora, sólo me la reparto con algunos. Unos algunos que tienen que explicar su situación, porque se sale de la normalidad.

Yo, por ejemplo, después de varios días de insomnio –por cierto, que mi insomnio consiste en no dormir más de 5 horas, y entiendo perfectamente que para algunos no entre en dicha categoría–, decidí tomar una pastilla de melatonina, con la cual pude dormir unas buenas 8 horas seguidas, pero ahora me parece que 8 horas me dan más energía de la que necesito –y, quizás entonces, mi insomnio de verdad que no lo es–, y ahora por eso me toca estar despierta en la madrugada.

Está bien, porque me recuerda una época en la que todo tenía mucho más significado, o al menos me detenía más en dárselo. Y ahora me pregunto si mi horario de esa época tendría algo que ver con ese detenimiento.

Pero el hecho es que en esta época la noche está hecha para dormir y listo, y el sueño es preciado. Cuando algo es preciado, al parecer, tiende a escaparse. Lo cual, en realidad, me devuelve la razón en cuanto al insomnio.

Hoy me quedé pensando en cómo voy por mis días como si siempre hubiera sido así. Yo ya me siento muy japonesa, y a veces no me acuerdo muy bien de que lo cierto es que no siempre fue así. Quiero decir que claro que siempre he sido las dos cosas o una cosa mezclada, ultimadamente. O ahora me lo parece, porque no creo que todo esto que soy se haya construido nada más en los últimos 6 años.

Y no.

Pero hoy, en serio, me quedé pensando que vivo aquí como que esta es mi normalidad.

Sobre los últimos actos/acontecimientos, no puedo dar muchas explicaciones. Me he movido sin terminar de entender mis razones. A veces siento que hay algo más que mueve mis hilos. A veces no sé ni qué estoy buscando cuando digo lo que digo. Pero lo terrorífico es que lo hago con seguridad. ¿Por qué conseguí un trabajo en una empresa? ¿Por qué me vine a seguir a un hombre al país al que ya no iba a regresar? ¿Por qué dejé la academia?

Pero es como si todo eso fuera a responderse más adelante.

Mi papá siempre me dijo que yo era una veleta.

Comments

Kitschmacu said…
Me gustó tu redacción. Muy entretenida :)
gin said…
Muy agradecida, Kitsch!

Popular Posts