la nonaestelar

Hace varios milenios, en China, estaban en obras para protegerse de un diluvio. Entonces, en un afluente del río Huang Ho llamado Luo Shoi, apareció un caparazón de tortuga que tenía labrados los números del uno al nueve.

Lo curioso de los números en este caparazón era que, con el cinco en el centro, de cualquier manera que se sumara, en sentido vertical, horizontal o diagonal, el resultado era quince.

Éste es el origen de los nueve astros.

A cada uno de los números se le asignaron uno de los siete colores (blanco, negro, azul, verde, amarillo, rojo y púrpura) y uno de los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua). A partir de su correspondencia con las combinaciones del ying y el yang, se le asignó a cada astro una dirección. Fue así que se empezó a pensar que el destino de las personas estaba afectado por la colocación de los astros, y se ahondó en esa idea dando como resultado la lectura de la fortuna Nonaestelar.

En un principio, lo usaban para obtener el triunfo en las guerras.

La Nonaestelar basa sus ciclos en la ley del cuadrado Luo Shoi. Se utiliza como una guía de acciones, pensando en que cada tiempo se equilibra la fuerza de cada estrella, para así saber dirigirse por la suerte natural. Los que dominan el arte de la Nonaestelar, tienen una brújula predictiva a su favor.