esos antros de oficinista

Después de darksaidear un poco, decidí salir a una de esas noches de chicas, que generalmente me resultan muy divertidas, pues más que nada porque una -y, ora sí que una- mienta madres hasta por pecados de omisión (¿o sobre todo por pecados de omisión?): es que el güey no me habla o no me dijo que había visto a Patricia (siendo Patricia la multicitada ex). Luego se aclaran las fronteras de la idiotez: déjalo, no mames, es un idiota o (ya de plano:) eres una idiota. En algún momento se convierte en asociación de autoayuda: güey, no mames, pero si estás bien bonita, cuál celulitis, eres como una combinación entre la última cocacola del desierto y Simone de Beauvoir. De ahí a pinche vieja, eres una cabrona, hasta crees que te dejo solita con mi hermano. Pero lo mejor de todo es el curso intensivo de salud y anatomía; eso incluye desde: no, hija, vámonos a hacer el examen ya o ¿sabías que sin colposcopía no te enteras?, hasta: el otro día usé miel de maple en pleno y es lo máximo, intenta voltearte, ay, pues dile que te muerda, y, por supuesto: uta, no, te juro que se la vi y me asusté -sea lo que eso quiera decir.

Y así. Pues total que, en vez de eso, ¿por qué no caer en un antro chafa donde va puro oficinista? Yo namás entré porque ya todas estaban muy decididas y soy muy dócil en las noches. Pero, en serio, desde que te cobran pinches mil trescientos pesos por una botellita que, extrañamente, llevaba como la mitad y ya yo no sabía ni cómo me llamaba (o sea, que perdí mi IFE), ni cuánto traía (o sea, que me rebotaron la tarjeta), ni, por supuesto, cuándo termino de ser una damisela en peligro y empiezo a ser un power ranger -o aquel que se revuelca con los monstruos más temibles. Y, no, no... es más: desde que el lugar está resguardado por un trío de gorilas trajeados...

Hasta eso lo bueno fue que ese día decidí ser lesbiana. Ya saben: soy lesbiana. Digo, sí, sí me he acostado con hombres, claro, pero, ps no, no la arman, ¿eh? La neta no, no me gusta el pito. Todo empezó por un comentario a medias; y el tipo terminó entendiendo lo que quiso. Luego, claro, le seguí porque era muy divertido. Descubrí, sin quererlo, que es la única manera en la que los nobles caballeros se retiran sin que te echen mal de ojo, o que todavía que te invaden se atrevan a expresar: siento decirlo, pero eres una mamona; aunque ante un te quiero coger, lo más espontáneo es un no me gustas (si no te gusta). Está bien que te quieran en la cama, es lo más natural, pero convénceme, cabrón. Dime algo que no me hayan dicho, aunque sea.

Lo que me pareció sumamente curioso es que la única manera en la que se explicó el hombre mi lesbiandad era que, obviamente, me habían hecho algo muy feo. Es decir, en otras palabras, si no te gusta el fulano, la única explicación es que eres lesbiana, y la única explicación de tu preferencia sexual es otro hombre, de manera que, al final, todo es una cuestión entre machos. ¡Qué tal!

Comments

Irasema said…
Indiscutible!!!! Yo estuve ahí y lo sé todo!!!! Estuve presente cuando Gin sin tonic dejó de saber cómo se llamaba. Afortunadamente yo resguardo su identidad (IFE) y patrimonio (TDC).Lo interesante fue ver como un hombre no la arma y no es por el tamaño!!! No!!!! Sino porque presencié desde "te regalo esta rosa" que no era más que una ilegítima y breve imitación hecha en una servilleta por quien llamaremos individuo no. 1 hasta "en serio es lesbiana????, pregunta hecha por el individuo no. 2. Claro!!! Es decir hubo 2 hombres que no la armaron jajajajajaja!!! Y lo mejor es que también fui testigo de su triste retirada por la pasarela del glamour sin gin sin tonic de su mano, como ilusamente creían obtener!!!

Pero lo mejor, nos la pasamos increíble, cuándo volvemos a salir???

PD. No fueron pinche mil trescientos pesos. Fueron pinche mil setescientos!!!! Jajajajajaja!!!!!!
Anonymous said…
Tu descripción/invención sobre las noches de chicas es muy buena, me deja la risa culposa-orgullosa de esos diálogos.
¿Serán iguales las de chicos?
...alguna vez...igual que tus últimas líneas...un macho comentó sobre sus noches de chicos y dijeron..."es que es divertido salir con weyes porque aunque no los conozcas te echas una chela, hablas de mujeres, sobre todo sexo...pero entre chicas no hablan de eso...por eso les cuesta tanto llevarse entre uds...¿o si hablan de sexo?" -sí, por supuesto. "Ah pero seguro muy poco...deberían hacerlo, es divertido". -Pendejo!....como en tus últimas líneas.
gin said…
Yo he descubierto que las noches de chicos tienen elementos muy parecidos.

En estos días, incluso, me he dado cuenta de una cosa maravillosa que, por clavarme en la textura de sí sí sí, somos muy diferentes, había sacado de mis mundos posibles: ¡Resulta que los niños también hablan horas y horas sobre sus sentimientos! Es decir, uno pensaría (sobre todo en los tiempos de la caverna) que los machos lograrían desahogar su emocionalidad con las hembritas (¡que para eso están!)...

¡Pero no! Entre ellos, también echan ora sí que "el café".

La verdad es que, cuando lo supe, respiré. Pensé que al camino por la igualdad de género o, mejor dicho, por la anulación de éste ya no le faltaba tanto como creía.

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