fluye el cuerpo, fluye el interior

Llevaba unos días en los laberintos de mi cabeza. Y mi emoción estática. Luego hoy a mitad de mi yoga me puse a llorar. Salió a la superficie el miedo que había estado guardando, como si con el movimiento corporal fluyera también el interior.

Empecé a llorar y solo seguí el llanto, como una reacción más del cuerpo. Como sudar. Sudaba y lloraba y continuaba mis movimientos. Llorar, sí, pero sin enconcharse. Llorar, y no dejar de moverse, y no dejar de respirar.

Sentí cómo fluía y me sentí aliviada, porque no me gusta el estatismo. El estatismo es para los objetos inanimados, y yo soy un ser vivo.

Sentí alivio porque el miedo es una reacción natural ante un cambio inminente que carga importancia.

Sentí placer cuando reconocí ese valor.

El cuerpo gruñe ante el miedo, ante el conflicto, ante el esfuerzo.

Gruñe y lo transforma, y continúa su recorrido.

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