Acá la víscera

Ayer, me rompiste el corazón, o el alma, o una de esos elementos así nucleares del ser.




Al final, me terminó diciendo que no podía verme, como amigos, porque no contaba con la frustración. Ahora mismo, lo recuerdo, y no lo creo, porque, de cuándo acá él se ha detenido en estas cosas. Si hasta hubo un momento en el que pensé que me estaba castigando, que algo había yo hecho mal, que la única que estaba requiriendo tiempo y espacio, en este proceso era yo. ¿La frustración? ¿De no poderme agarrar mis partes, quiero entender? Y entonces me pongo a pensar en lo mutuo que era la atracción —en lo mutuo que era todo excepto por lo de casarse y tener hijos—, y en que, quizás, otra vez, hablé de más, y no dejé que las cosas fluyeran, y que cuando él declaraba que ya sabía que yo no lo quería ver, se refería específicamente a eso, a nuestra interacción como "pareja", y entonces entendí, también, que él ya había descartado eso de nuestras vidas, y al fin y al cabo creo que fue eso lo que más me dolió, aunque suene a una maldita contradicción, porque fui yo la que se despidió, en primer lugar; y, entonces, pues, qué chingados.

Comments

Anonymous said…
Querida, leo tu blog y soy tu fan.
Pocas veces he tenido la indecencia (en el mejor de los sentidos de la palabra) de vomitar mis vísceras en un blog. Lo hice hace años muchos, allá por el 2004 o 2005, pero no me atrevo a hacerlo con mis blogs nuevos, en algún sentido o escondo o disfrazo todo lo que escribo desde ese puto nudo bajo el abdomen.
Creo que tú lo haces muy bien.
Felicidades.

PD: Justo antes de publicar el comentario, blogspot me espeta: "Demuestra que no eres un robot". Quisiera decirle que eso intento, que bajo ese principio me rijo día tras día. Por lo que leo, estoy segura que compartes el sentimiento.
gin said…
Am... Hola, anonymous-10 de mayo de 2013. Y gracias, de verdad. Qué generosa.

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