sobre el 132 now: mi punto de vista clasemediero

[Disclaimer: Que quede claro que no estoy en contra de los respectivos esfuerzos por liberar a los presos del pasado primero de diciembre. Yo también me siento indignada, frustrada e impotente. Es sólo que no dejo de sentir que nos la aplicaron: la trampa estaba puesta, la provocación era esperable; y, ahora, además de darles la oportunidad de demostrarnos que ellos siguen teniendo la facultad de usar la fuerza como les plazca, tenemos un problema interno que no nos deja enfocarnos en el verdadero problema a resolver, el cual, a mi ver, no es sensibilizar el gobierno (porque esa es una lucha perdida), sino sensibilizar a la ciudadanía (porque todavía tiene chance).]


Así que... Me imagino que las cosas están calientes por allá. Mira, la verdad es que desde la paz política más absoluta te cuento que hasta da gusto que en algún lugar del mundo la gente protesta por algo. Y luego me acuerdo de que México tiene una larga historia de protestantismo (en este sentido de protesta) sin consecuencias.

Hasta te hace pensar en las fijaciones de cada pueblo.

No es que este pueblo y estas protestas no hayan sido provocadas legítimamente, pero, a esta distancia y sin el miedo y con honesta constructividad, te digo que ojalá dejáramos de distraernos con procesos que, como tú dices, ya veníamos esperando, que ya se esperaban, sobre todo, si se hacían, como tú dices, el primero de diciembre. Parecemos nuevos. Y aunque en un sentido lo somos, es decir, ninguno de nosotros ha participado en ninguna revolución, ni ha sido zapatista, muchos ni siquiera fuimos activistas en la huelga (lo cual, otra vez, me recuerda nuestro protestantismo sin consecuencias); en otro, caray, es que parece que no tenemos memoria histórica.

Y, entonces, los que la mera verdad no estamos tan jodidos luchamos por los que están jodidos de verdad;   y    l o s    q u e   e s t á n   j o d i d o s   d e   v e r d a d   s e   m e t e n   u n a   m a c a n a   p o r    e l   c u l o   i n v o l u n t a r i a m e n t e, sin entender muy bien los mecanismos del poder, que ni luchan, ni están jodidos y, sobre todo, saben muy bien cómo mantenerse allí: ¿por tradicional nepotismo?

A saber.


Pero no me ofendes en lo más mínimo. Yo me apasiono por las cosas porque me gusta apasionarme, y no porque sea inevitable, ¿sabes? Aunque en algunos casos es verdaderamente inevitable, porque de alguna forma te tocan partes nucleares de tu supervivencia personal; pero, seamos honestos, nosotros como clase media (media-alta) mexicana, no somos a los que se llevan entre las patas, ni han sido a los que se llevan entre las patas en toda la historia de la política mexicana (aunque yo no sé nada de historia mexicana, de cualquier manera, pero, bueno). 

De cierta manera, estos movimientos, para nosotros, para los del 132, sobre todo para los estudiantes de las escuelas privadas... esta lucha no es más que un lujo intelectual/performativo. Que me disculpen las grillas. Y entonces me sigo preguntando, ¿dónde están los verdaderos afectados de este desastre nacional? ¿vale la pena seguir poniendo nuestras energías por ellos? Porque estoy segura de que para nosotros existen otros medios para mejorar nuestros estatus de vida, si de eso se trata. Pero, y las verdaderas víctimas de la violencia nacional, los afectados de los balazos entre las mafias, ¿dónde están? Y los que viven en extrema pobreza, y los que dejan sus estudios antes de la secundaria, y los que viven diariamente una situación de violencia familiar, ¿qué? Y el montonal de desnutridos mentales, y los desnutridos-desnutridos...

¿De dónde sale este paternalismo de la clase media que cree que puede insmiscuirse así en las vidas de los demás, y tomarlas como bandera? Me hace pensar en dónde debería estar yo luchando por lo que realmente me hace falta, en lugar de salir a las calles nada más a manifestar mi descontento por 50 millones de familias que a mi ver y a mi condescendencia viven en la miseria. ¿Quién me llamó? ¿Alguien pidió mi ayuda?

A veces parece que esto no es nada más que un debate político-intelectual entre la izquierda clasemediera y la derecha de clase alta.

Y, ¿sabes? Yo al final estoy acá, estudiando acá, porque puedo. Y si me dieran un buen trabajo en cualquier otra parte del mundo, si fuera un trabajo que me satisficiera (y si viera que puedo formar una familia ahí), con gusto lo aceptaría. Pienso eso porque después de todo lo que he trabajado para tener una formación de excelencia en varias ramas, para mí, tiene cero sentido regresar a México para mendigar un mal salario. Y, entonces, sigo pensando, sería demasiado egoísta, desde mi propia perspectiva; así que me pongo a pensar en volver, y crear un proyecto independiente, porque me parece que es una manera en la que mi capacitación tendría un cauce justo, para mí y para los que me rodean. Siempre he creído que el único cambio posible viene de educar a las mentes insensibles, y quizás eso haga.

Pero, si te das cuenta, eso poco tiene que ver con quién está allá arriba.

Quitar o no a Peña Nieto, estar disconforme con su llegada al poder, está bien. Repudiarlo porque no ha mostrado pero ni tantitas ganas de mejorar las condiciones del pueblo, pero sí de lo contrario, vale. Habla bien de tu sanidad mental, y de tu sensibilidad hacia los hechos. Estar disconforme porque, desde una perspectiva jerárquica, un idiota representa a este país y no comunica sus bondades está bien. Pero estar disconforme por suponer que habría alguien mejor arriba no es tan inteligente. Porque eso implica que tenemos altas expectivas en que quien hace la diferencia es quienes tienen los cargos ejecutivos. Yo sinceramente lo dudo. Creo que el ejecutivo no es más que un reflejo. Creo que el núcleo lo tiene la ciudadanía. Y es eso lo que hay que cambiar a costa de lo que sea.

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