tu voz en mis oídos

Vengo aquí nada más que a calmar mis ansias. Las ansias de recorrer tu cuello salado, a besos casi que a mordidas y a chupadas. Te deseo. Ya sé que es vulgar. Ojalá pudiera evitarlo, pero estoy totalmente a tu merced. Cuando te veo me dan ganas de saltarte encima. De bajarte los pantalones ahí donde estás. De tocarte por todos lados. Ojalá mis labios nunca se separaran de los tuyos. Eso pienso. Sólo puedo pensar en eso. En tus labios. En tus dedos. En tus manos. En tus manos; amo tus manos. Creo que son sabias porque me tocan como si tocaran un instrumento, como si supieran a dónde van. Te amo. Amo cómo me acaricias. Amo como rozas mi clítoris con tus dedos de instrumentista. Amo cómo rozas tu voz en mis oídos. Tus dedos entre mis dedos. Tus dedos en mi vagina. Tus dientes en mis pezones. Tu lengua en mis pezones. Tu boca hermosa de orador en mis pezones. Tu brazo bajo mi espalda, levantándome o jalándome, a tu placer. Tú de rodillas con las piernas abiertas. Sólo te frotas contra mí. No la metes todavía. Sólo lo frotas. Te sigues frotando. Te quiero. Te quiero muchísimo. Te quiero así desnudo. Me dan ganas de pegarme a ti para siempre.

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