de cierres y de maletas

Antes de hacer un viaje, abres la maleta y metes lo que necesitas. Pero también, antes de hacer un viaje, abres la maleta y decides lo que vas a dejar. Sí, eso... no, no lo voy a usar, nunca lo uso. Frecuentemente, empacamos cosas que terminan paseándose sin ninguna utilidad. Y, a veces, por un desafortunado lapsus, olvidamos lo realmente importante.

Abres la maleta, buscando el cargador de las baterías de la videocámara. Sabes que está ahí, lo pusiste justo entre tus calzones y las playeras, sí, ahí debe estar... Un momento, no, qué raro, y entonces te extrañas un poco y empiezas a levantar ropa y a ponerla a un lado. Empiezas a sentir una especie de ardor a la altura del pecho, te detienes un poco, inhalas, ves el techo. Lo olvidaste. Quizás sólo imaginaste envolver el artefacto. Tal vez realmente lo hiciste, pero un momento antes de cerrar la maleta, lo sacaste, en una de esas, cabía mejor otra cosa, iba a regresar, pero no. Y eso sólo significa otra cosa: los calzones con los que envolviste el cargador, los dejaste también.

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