siempre quise ser cantante

Porque siempre me dijeron que cantaba bonito. Y además, siempre que canto, me siento muy bien (aunque esté triste o desesperada). Siento que me desahogo de una manera bella (desde lo sublime o lo tierno, pero también desde la desesperanza o el coraje). Y lo que me sorprende es que me permite fluir. Hace fluir la emoción. ¿No es sorprendente que aunque estemos cantándole al despecho, por ejemplo, el resultado sea agradable al oído y al alma? ¿Qué poder existe ahí? Me llena de misterio y me sugiere verdades cósmicas. Como si se abriera un espacio sagrado. Y desde ahí viniera la curación.



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